Montescos y Capuletos:“La guerra continúa…”
Muchos sabemos sobre la historia de los célebres Romeo y Julieta, pero no es tan conocida la versión más reciente de esta constante disputa entre familias.
La acción se sitúa en el Panteón de la familia Capuleto, donde junto a los Montesco, sus miembros lloraban por la muerte injusta de sus familiares.
Aunque los padres estaban devastados, las madres de los jóvenes tenían otro gran problema; y si el hecho de que sus maridos no les prestaran atención y no las tuvieran como piezas importantes de la familia no fuera suficiente, también se sumaba la pérdida de sus primogénitos, los únicos que tenían.
Ambas lloraban en silencio mientras en Verona se seguía haciendo vida normal.
La señora Capuleto entró en una profunda depresión; su único consuelo era hablar con su hija mirando al techo antes de acostarse, y además de eso, soportaba los ingratos comentarios de su propio esposo del que estaba enamoradísima. Sin embargo, no hacía mucho, se dio cuenta de que ya no sentía lo mismo por él.
La señora Montesco sufría el desprecio de su marido constantemente, ya que se dio a la bebida y olvidó todas sus responsabilidades y el aprecio que le tenía a su mujer: la agredía, insultaba y humillaba frente a todos, haciendo de su vida un infierno terrenal.
Un caluroso día del mes de julio, ambas coincidieron en la capilla de Fray Lorenzo. Justo cuando la señora Capuleto venía de confesarse, ella y la señora Montesco se encontraron. Allí pasaron horas y horas hablando de sus problemas cotidianos.
Después de este primer encuentro, siguieron varios más, hasta el punto de que la señora de Montesco, que ya cuestionaba sus sentimientos por su agresivo marido, empezó a enamorarse cada vez más de la señora de Capuleto. Ésta, que era muy religiosa, se confesó con Fray Lorenzo sobre lo que creía que podía ser su pecado más profundo. Montesco no se dio cuenta de que Capuleto estuvo escuchando todo el tiempo y en ese mismo instante se besaron de forma en la que el fraile comprobó que detrás de este gran pecado, había una gran pasión.
Fray Lorenzo, ante esta novedosa situación, anuló el matrimonio de cada una con sus respectivos maridos para que pudieran vivir la pasión de la mejor manera para ellas, casadas por la iglesia.
Poco después de esto, en una enzarzada discusión con su marido ebrio, la señora Montesco recibe un corte profundo con un cuchillo de cocina por parte de su marido que le lleva a la muerte.
Poco tardó en recorrer esta noticia por Verona ,ciega de amor, la señora Capuleto decide matar de la manera más cruel al “marido” de su esposa.
La señora Capuleto, completamente destrozada, acudió a una vieja bruja que por allí rondaba llamada Alice Kyteler. Le pidió una poción efectiva para morir y un conjuro para que, lo que creía que era una maldición de familia, cesara de la mejor forma posible para su marido. Que no tuviera más descendencia aunque se enamorara de otras mujeres, pero sin llegar a la locura como en su caso y el de su hija.
Finalmente, la señora de Capuleto fallece y Fray Lorenzo les da sepultura en una cripta de su capilla para que ambas descansaran juntas para siempre.
ROCÍO GARCÍA PLAZA. 1º BACHILLERATO-B